Catador de chocolate, el empleo perfecto
¿Sabías qué el chocolate, al igual que el vino, también se cata? Incluso existen catadores profesionales de chocolate.
Catar un buen chocolate debe ser un placer para los 5 sentidos, conoce las mejores recomendaciones para aprender a apreciar el producto:
No se debe abrir el envase del chocolate hasta que vayas a probarlo, de otra forma, se podría perder la esencia que desprende al abrirlo.
La primera impresión es importante cuando se trata de catar chocolate.
Debes fijarte en el aspecto general de la pieza: el brillo e intensidad del color, el aspecto y su estructura; la forma de la tableta o el bombón.
Este tipo de detalles nos permitirá anticipar aspectos como la intensidad del cacao, las notas ácidas o amargas que pueda tener de acuerdo a sus añadidos.
Una vez que esté bien observado el chocolate, pasaremos a sentirlo.
Debemos evaluar la estructura de su superficie, detectar si es suave, rugosa o granulada.
Presiona un trozo del chocolate con el pulgar para detectar su dureza, no debe de quedarse pegado en los dedos.
Un buen chocolate se mantiene en un punto intermedio entre la dureza y la blandura durante al menos 10 segundos antes de derretirse.
Sujeta una pieza de chocolate cerca de tu oreja y rómpela prestando atención en el ruido que hace.
Si el chocolate es negro, al trocearlo se escuchará un ruido característico parecido a un crujido; un buen crujido habla de la excelente calidad del temperado.
Por el contrario, los chocolates con leche, al romperse, hacen un sonido bastante apagado que habla de la cremosidad del bocado y los ingredientes que los complementan.
Se procede a aplicar el sentido del olfato para percibir la multitud de aromas que desprende el chocolate.
Existen dos fases para este sentido, la olfacción directa y la indirecta.
Para la primera debemos sujetar una pieza directamente bajo la nariz y aspirar profundamente concentrándonos en los aromas que nos llegan.
Es importante intentar describirlos, sentir el contraste que puede ofrecer de fragancias afrutadas con la intensidad del tostado o la dulzura del caramelo.
Una vez definidos los aromas, se pasa a la fase de olfacción indirecta llevada a cabo cuando ya se tiene el chocolate en la boca.
Aquí, se distinguen más aromas que llegarán al cerebro gracias a la vía retro-nasal.
Fuente Culturizando