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Hábitos diarios que te pueden provocar acné

Conoce los hábitos diarios que te pueden provocar acné.

A pesar de pensar que el acné hace parte solo de nuestra etapa de pubertad y adolescencia, lo cierto es que está más presente de lo que jamás pensamos en la edad adulta. 

El acné ocurre cuando un folículo piloso de la piel se inflama debido a una infección.

Esto sucede cuando las glándulas sebáceas del rostro que tienen la función de lubricar la piel producen cantidades de sebo (grasa) más altas de lo normal

El acné es la infección en la piel más común en las personas.

En La Guía te explicamos cuáles son los hábitos diarios que te pueden provocar acné:

Uso de productos no adecuados para la piel

No todos los productos son para todas las personas, es por esto que quienes se aplican cualquier tipo de producto en su piel tienen altas probabilidades de que se generen en ella cambios o respuestas negativas, como el exceso o disminución drástica de grasa o brotes alérgicos.

Así que lo mejor es acudir previamente a un médico especialista que recete las fórmulas necesarias para la piel.

Te tocas constantemente la cara

Aunque te parezca increíble, tus manos transportan las bacterias de un lado al otro y pueden ser las responsables de que lo que podía haber sido un leve brote de acné en una zona localizada, termine extendiéndose por toda tu cara.

Si no puedes controlar este hábito, tienes que esforzarte en mantener una correcta higiene para mantener a raya las bacterias y la cantidad de grasa.

No te lavas la cara después de hacer ejercicio

Al hacer deporte la oxigenación de nuestra piel aumenta y, si está sucia por causa de los restos de la contaminación, maquillaje o cremas, esa oxigenación no puede realizarse correctamente ya que los poros estarán obstruidos.

Por lo tanto, tienes que lavarte la cara antes de empezar a hacer ejercicio (eso sí, bien protegida del sol si estás al aire libre) y limpiarla con tu limpiador habitual al terminar.

Estrés

El estrés trae consigo diversas consecuencias en las personas, entre ellas la producción de la hormona andrógeno o corticotropina, ambas regulan el funcionamiento de las glándulas sebáceas aumentando la cantidad de grasa en la piel.

A partir de esto, ocurre el proceso de producción de acné, exceso de grasa que obstruye los poros impidiendo la salida de las bacterias que conlleva a la infección e inflamación del folículo piloso.

Demasiado el sol

Los efectos desecantes del sol provocan un efecto rebote, acelerando la producción de sebo.

Este, combinado con un engrosamiento de la capa externa de la piel, obstruirá tus poros e impedirá su liberación.

Ten en cuenta que el sol modifica el comportamiento de la piel, haciéndola más propensa a los brotes de acné.

Por tanto, no olvides usar un bloqueador solar oil free y con un índice de protección alto, como es el SPF 50.

Fumar

El cigarrillo reduce drásticamente la microcirculación de la piel, lo que disminuye, entre otras cosas, su buen funcionamiento y aumenta el riesgo de sufrir infecciones como el acné. 

Si eres fumadora, seguramente tu piel no tiene una buena oxigenación por lo que presentará mayor inflamación, poros más abiertos, peor tono y deshidratación o desnutrición.

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