En primer lugar, me gustaría presentarme y explicarles quién soy, a qué me dedico y por qué decidí venir a hacer mis prácticas a Montería. Mi nombre es sencillo, Milada Konecna, muy aburrido para los colombianos, ya que la mayoría de ustedes tiene dos nombres y dos apellidos. Sin embargo, todos me conocen por mi apodo “Mili”, que en mi idioma significa “amable”.
Vengo de un pequeño país en Europa Central, famoso por sus hermosos paisajes y su idioma único, Eslovaquia. Tengo 25 años y hasta ahora en mi corta vida, he viajado por casi toda Europa y he vivido en diferentes países incluyendo Grecia, Estados Unidos, España y Francia. Mis experiencias más memorables han sido trabajar como instructora de esquí en un campamento para niños en Pensilvania, EU, ser estudiante de intercambio en Valencia, España, trabajar como mesera en un crucero de río en Francia y aventurarme a viajar por toda Tailandia, en Asia.
Tomando mis primeros jugos colombianos
Ahora he comenzado otra aventura llamada “Mi Vida en Colombia”, que en realidad no comenzó en Colombia. Había planeado hacer mis prácticas por casi dos años, pero mi plan original era hacerlas con AIESEC, en Brasil. Sin embargo, por cuestiones legales y de la visa, no lo pude hacer y decidí hacerlas en el Norte de Suramérica, ¡en Colombia! La razón fue simple: buen clima, un idioma increíble, gente amigable, (al menos eso es lo que todos dicen de los colombianos), y el lugar perfecto para empezar el viaje de mochilera a través de Suramérica que planeo realizar cuando termine mis pasantías.
Así que, aquí vamos: me puse en contacto con una chica de AIESEC Montería que publicó una oferta para venir a Montería y enseñar inglés en la Universidad del Sinú. Luego de un par de semanas, ya había sido aceptada y todos los documentos necesarios para el proceso de la visa me habían sido enviados. Debía empezar a dar clases el 20 de Abril y mi entrenamiento debía comenzar un par de días antes, sin embargo, una muy buena amiga de mi país me convenció de comprar los tiquetes de avión para Río de Janeiro del 10 al 20 de Abril, por lo tanto, no pude llegar a Montería antes del 20 de Abril.
Primer contacto con el mar caribe
Estaba consciente de que el inicio de mis prácticas en Montería iba a ser frenético y caótico, especialmente por mi retraso en llegar y por falta de información acerca de mi programa de enseñanza, pero la idea de pasar al menos diez días en el país donde quería hacer mis pasantías en primer lugar fue tan tentadora que no pude decir que no. Por esto, antes de llegar a Montería pasé diez asombrosos días con una de mis mejores amigas en Brasil, en ciudades como Río de Janeiro, Petrópolis, Armacao de Buzios y Arraial do Cabo.
El día de mi llegada -20 de Abril -, tomé un taxi desde mi apartamento directamente al aeropuerto internacional GIG en Río de Janeiro, desde donde volé a Bogotá (seis horas y media), ahí esperé tres horas y media, y obtuve mi sello oficial en el pasaporte en control de inmigración, el cual me permite quedarme en este hermoso país por un año. En las horas de la tarde tomé otro vuelo a Montería, donde aterricé luego de una hora y media de vuelo.
Comiendo los primeros platos típicos
Lo primero que noté al aterrizar en Montería fue el CALOR, el clima increíblemente cálido y húmedo, a pesar de que ya eran las 7 de la noche. Miembros de AIESEC Montería me esperaron en el aeropuerto, y mi “padrino” Gustavo me llevó directamente a mi nueva casa en el barrio el Recreo. Conocí a mi nueva familia global, conformada por mi nueva mamá colombiana, Mariangela, y su hijo Carlos. Me enteré que otras tres muchachas colombianas viven en el apartamento, lo cual me gustó mucho, pues vine aquí con el propósito de aprender lo más posible acerca de las costumbres colombianas, la cultura, la gente, los hábitos y tradiciones. ¡Y la mejor manera de lograrlo es trabajando y viviendo con colombianos!
Luego de mi primera noche en Montería, no fui capaz de dormir muy bien, tal vez a causa de mi nerviosismo porque al día siguiente comenzaba mis prácticas. Llegué temprano la mañana siguiente para conocer a los jefes del departamento de idiomas, mis colegas, y por supuesto mis estudiantes colombianos. Durante las primeras dos horas en la universidad, asimilé la mayor cantidad de información posible. Luego de la reunión de introducción, tuve que ir al centro de la ciudad a la oficina de inmigración con el fin de registrar mi estadía en Colombia, y luego de esto, exactamente a las 12:00m comencé mi primera clase con estudiantes colombianos. ¿Y la primera impresión? ¡Simplemente genial!
Mi primera subida en Planchón con mi nueva colega Mansi de AIESEC en India
Los estudiantes fueron asombrosamente amigables, respetuosos, curiosos y con ganas de aprender. Mi segunda clase tuvo lugar en las horas de la noche. Los estudiantes del segundo grupo estuvieron dispuestos a llevarme por la universidad y mostrarme los lugares más importantes en esta, me ayudaron a comprar mi nuevo teléfono colombiano y además de esto se fueron conmigo en el mismo bus para que llegara a casa sana y salva. Este acto de buena voluntad, para hacerme sentir como en casa dejó una muy buena impresión en mí.
Montando a caballo en una finca sabanera
Para resumir, aunque tuve unos primeros días en Montería muy frenéticos y agitados, teniendo que absorber mucha información acerca de mi familia global, las prácticas, los estudiantes y aunque tuve, y quería, conocer mucha gente, entrar en contacto con una nueva cultura e idioma, mi primera impresión acerca de Montería y en general acerca de la gente colombiana fue más que increíble y es difícil de describir con palabras…
Adjunto aquí algunas fotos de mis primeros días en Montería, incluyendo mi primera subida en Planchón con mi nueva colega Mansi de AIESEC en India, tomando mis primeros jugos colombianos, comiendo los primeros platos típicos, montando a caballo en una finca colombiana y de mi primer contacto con el mar caribe…
