Día Internacional del Abrazo: ¿Qué ganamos al abrazar?
Ayuda, por ejemplo, a liberar cortisol, que es la hormona que produce el estrés
Dicen que el abrazo es como la risa: contagioso y sanador; y es tanta su importancia que un psicólogo promovió la creación del Día Internacional del Abrazo, y desde entonces se celebra el 21 de enero de cada año.
El nacimiento de esta efeméride se le atribuye a Kevin Zaborney; un estadounidense experto en psicología que asimiló que los abrazos pueden reducir el estrés de las personas que se enfrentan a rutinas diarias muy monotomas.
Fue en el año 1986 cuando Zaborney, en su afán por multiplicar los abrazos, le pidió a una reconocida empresa que ilustrara la celebración en su calendario de año nuevo. A partir de allí comenzó a celebrarse en todo el país y posteriormente replicándose en otras naciones, hasta convertirse en un día especial para todo el mundo.
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Abrazan los niños, abrazan los abuelos, abrazan hombres y mujeres, abrazan hasta los bebés recién nacidos cuando con su mano aprietan el dedo de un adulto e incluso abrazan los animales… Pero ¿Qué experimenta el cuerpo y la mente cuando da o recibe un abrazo?
Abrazo= terapia
Dar o recibir un abrazo puede ser una terapia personal en cualquier contexto, tanto en la euforia, como en la tristeza, la depresión o la inmensa alegría.
El psicólogo Joe Rock dice que al abrazar se libera cortisol, que es la hormona que produce el estrés; asimismo sirve para controlar la frecuencia cardíaca y la presión arterial. «Solo el acto físico de abrazar a alguien realmente nos conecta con ellos y refuerza algunas de nuestras defensas», dice el experto.
Ahora bien, yéndonos un poco más allá el portal web Educación Inicial habla de los beneficios que deje el abrazo de una madre a su bebé .
Este sitio reseña la opinión del pediatra Fernando Sumalavia González, quien dice que “una de las recomendaciones de la Academia Americana de Pediatría, es el contacto piel a piel en sala de parto, donde se coloca al bebé en el abdomen y pecho de la madre favoreciendo así el éxito de la lactancia materna, la adaptación del bebe al cambio de la vida intrauterina a la extrauterina, regulando su temperatura, frecuencia cardíaca, respiratoria y mejorando sus reflejos de succión».
Así las cosas, estudios han concluido que la acción de abrazar a un recién nacido aumenta su seguridad y confianza, fortalece sus sistema inmunológico, mejora su estado de ánimo, reduce su apatía y ayuda con la presión arterial.
Si bien es cierto que la pandemia de la COVID-19 ha hechos que los abrazos en el mundo sean menos que hace unos tres años, el sentimiento y la intención se mantienen intactos. En este época los abrazos además de con mucho amor, también se dan con responsabilidad y prudencia.