Muchas ciudades del país tienen un distintivo con el que se las conoce en el resto de Colombia y hasta en el resto del mundo. Los que visitan Medellín hablan de los gorditos de Botero, quien va a Cartagena se impresiona con las murallas y quienes visitan la capital de Córdoba no regresan a su lugar de origen sin dejarse maravillar por la magia viva de la Ronda del Sinú y los planchones en el río. Sitios que se han convertido ya en un verdadero símbolo para Montería, por esa razón, hablar de Montería, y no mencionar y dar importancia a los planchones, es contar solamente una parte de la historia y la cultura de esta ciudad.
La imagen, por diaria, ha dejado de maravillar al monteriano o al foráneo que vive en esta ciudad, pero es tremendamente hermoso ver como en la madrugada la luz del sol va poco a poco rompiendo la oscuridad y los planchones recomienzan su trasiego por las aguas quietas del Sinú.
Montería está atravesada por el río lo que obliga a sus habitantes a pasar de un lado al otro en los planchones, una especie de puentes peatonales fluviales que te transportan de un lado al otro por solo 500 pesos. Estas pequeñas embarcaciones se han convertido en el más funcional medio de transporte para los monterianos en sus quehaceres cotidianos y en un “lugar” peculiar y admirado por los turistas que disfrutan de la capital del departamento de Córdoba.
Los planchones hacen parte de la historia de esta ciudad y son casi tan viejos como ella. Una ciudad con enorme atractivo natural que desde siempre ha sido un enclave ganadero. Tanto así que la ganadería está presente en muchas de las dinámicas ciudadanas, por ello no es de extrañar que la estructura de los planchones sea similar a la de un corral, ya que en sus inicios este fue el medio de transporte utilizado para pasar ganado y otros animales de un lado al otro del río.
Con el tiempo estas embarcaciones artesanales fueron ligando su imagen a la de la ciudad y dándole al río Sinú y a la avenida primera un toque turístico. Cada planchón tiene una particularidad, empezando por el nombre que tiene cada uno, o los colores de sus varetas, o su ubicación etc, lo que los hace únicos y fácilmente diferenciables.
No son sólo un atractivo turístico, son una posibilidad de sustento para sus propietarios y un servicio eficaz y de bajo costo para los usuarios además de ser un transporte ecológico que se mueve al vaivén de la corriente, del viento y de la pericia de quienes los maniobran. Actualmente más de 20 planchones atraviesan el río Sinú, a diario cada embarcación realiza unos 85 viajes en los que transporta a unas 380 personas aproximadamente.
Hay planchones para todos los gustos, desde el más viejito hasta el más pintoresco. Dar un paseo en ellos, sentir el sonido de la corriente y experimentar la tranquilidad única que el recorrido ofrece mientras se contemplan el hermoso paisaje de la Avenida Primera con sus animales y el trasiego de la gente con prisas o relajada, eso definitivamente ¡No tiene precio!.
Escrito por: Maicol Medrano.
Editado por: Cristian Raillo.
